Cada día salimos de nuestro hogar al
trabajo, al colegio, a la universidad, a hacer algún trámite, con las mejores
expectativas, pero no sabemos si llegaremos o no a nuestro destino.
Lo mismo ocurre si salimos de
vacaciones, a un paseo, a comprar a la esquina, o si estamos planificando una
gran empresa. Nadie sabe si va a
terminar lo que ha comenzado con tan buenas intensiones y regresar sano y salvo
a casa.
Es que el camino del ser humano es
incierto; no depende absolutamente de nosotros, sino de un sin fin de variables
que no podemos manejar.
Aún los más emprendedores, tienen que
asumir la realidad de su incapacidad para determinar el fin de su camino.
Por esta razón, la Biblia dice: “13Ahora oigan esto, ustedes, los que dicen: “Hoy o mañana iremos a tal o
cual ciudad, y allí pasaremos un año haciendo negocios y ganando dinero”,
14¡y ni siquiera saben lo que
mañana será de su vida! Ustedes
son como una neblina que aparece por un momento y enseguida desaparece. 15Lo
que deben decir es: “Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello.”
16En cambio, ustedes insisten en hablar orgullosamente; y todo orgullo de
esa clase es malo. 17El que sabe hacer el bien y no lo hace, comete
pecado (Santiago 4: 13-17)”.
La cruda realidad es que el único que
puede estar seguro sobre si llegaremos o no a destino, es Dios. Todo orgullo, jactancia o presunción sobre
nuestra vida terrenal, resulta vana:
Debemos vivir cada momento dependiendo de la gracia y de la soberanía de
Dios.
Y después de vivir esta vida terrenal
con altos y bajos, ¿qué será de ti? ¿Pasarás la eternidad con Dios en los
cielos, o eternamente en el infierno?
Obviamente, si es importante asegurar
ante Dios nuestra vida terrenal, mucho más importante es asegurar nuestra
eternidad; tener la seguridad de llegar a los cielos y estar eternamente con
Dios.
Lo más sabio, es que pongas tu vida en
las manos de Dios para que Él asegure tu destino, y puedas hacer en esta vida
exactamente lo que Él desea de ti y tener la seguridad de la eternidad con Él.
“6Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la
vida; nadie viene al Padre, sino por mí (Juan 14: 6)”.
Nosotros estamos a tu disposición para mostrarte cómo restaurar o
asegurar tu relación con Dios y cómo depender de Él. Tenemos una muy BUENA NOTICIA para
compartir contigo.
Esperamos tu llamado o tu visita: ebintegral.blogspot.com
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